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LA PINTURA TRASCENDENTE DE
ROSER BRU
La pintora Roser Bru formó parte de un enorme grupo de emigrados españoles de la guerra civil que fue acogido en América y en ella se esparció con su enorme carga de consciencia y experiencia cultural.
Es en Chile donde se consolida su formación artística de Roser Bru y es allí, en Santiago donde se conforman sus prioridades estéticas, que incluyen una visión de la justicia social y de la necesidad de llamar atención a los horrendos crímenes que se cometen desde el Estado mismo. Dentro de esos crímenes de Estado sobresalen las desapariciones y asesinatos por cuestiones políticas.
Apasionada de la justicia y de la necesidad de hundir el dedo en la yaga, Roser Bru pinta sin ambages el tremendo y continuo holocausto que protagonizan los gobiernos y las dictaduras a fin de perpetuarse en el poder.
La pintura de Roser Bru, aparte de esas consideraciones de carácter temático, posee la plasticidad y modernidad que requiere su tiempo. Es una pintora que siempre se renueva, que siempre encuentra nuevos ángulos desde los cuales enfocar la difícil carrera de la vida frente a un enemigo mucho más poderoso. Ella pinta sin miedos. Con tremenda fuerza y con singular destreza, se ahonda en el carácter dramático de los personajes y logra, en tanto, una pintura de particular fuerza y trascendencia.
Goya en la Pintura de Roser Bru
El pintor aragonés nacido en 1746, Francisco de Goya y Lucientes, fue un artista imbuido del espíritu romántico en su aspecto más apasionado por el devenir político y la situación social, presentando especial sensibilidad ante los abusos e injusticias que sufre el pueblo.
A pesar de ser Pintor de la Corte real durante muchos años, Goya no dejó nunca de sentirse conmovido por las malas condiciones de vida del pueblo español y de indignarse ante la hipocresía de los poderes eclesiásticos y monárquicos.
Si bien en muchos retratos que hizo de la monarquía descubrimos una crítica sutil a ésta, es en los grabados, que Goya realizó de modo paralelo a su labor oficial, donde realmente encontró un soporte adecuado para dejar fluir su crítica, desde un punto de vista oscuro, perspicaz e irónico.
Las series de 'Los Caprichos', 'Los Disparates' y 'Los Desastres de la Guerra' dan cuenta de fuertes contradicciones sociales; esa temática, que tuvo en la obra gráfica esa gloria que forma escuela, se traspasó luego a la pintura al óleo.
Goya realizó un cuadro simbólico, 'Los Fusilamientos de Mayo' y una serie de 'Pinturas Negras', dando cuenta del espanto de la guerra, una y de la desolación humana, otra.
Más de 180 años después, Roser Bru, una mujer española que desde la Guerra Civil vive en Chile y que aquí se hizo artista de larga trayectoria, retomó algunas de las obras de Goya y las trasladó a su particular estilo, que se mantiene entre la abstracción que asume el gesto y el chorreo como propios, y la figuración que busca huellas y diagramas en el dibujo.
Desde 1997, Bru toma pedazos de obras de Goya, elige las secciones más tensionantes de éstas, principalmente retratos o figuras contorsionadas, y las traslada a modo de citas a sus propios cuadros.
Luego sobre el soporte escribe frases, da toques de color y luces, interviene y reinterpreta; Bru, que asume un lenguaje pictórico informalista, se hace cargo del peso político que ese estilo tiene y le otorga por tanto a Goya una recontextualización que da cuenta de que las denuncias de uno u otro artista tienen igual validez, pues las brutalidades continúan.
El humano, que es el animal más necio, dispuesto a tropezar siempre con al misma piedra, vuelve necesaria la repetición de imágenes, mientras la lección no sea aprendida