miércoles, 17 de marzo de 2010

Roser Bru






LA PINTURA TRASCENDENTE DE

ROSER BRU


La pintora Roser Bru formó parte de un enorme grupo de emigrados españoles de la guerra civil que fue acogido en América y en ella se esparció con su enorme carga de consciencia y experiencia cultural.

Es en Chile donde se consolida su formación artística de Roser Bru y es allí, en Santiago donde se conforman sus prioridades estéticas, que incluyen una visión de la justicia social y de la necesidad de llamar atención a los horrendos crímenes que se cometen desde el Estado mismo. Dentro de esos crímenes de Estado sobresalen las desapariciones y asesinatos por cuestiones políticas.

Apasionada de la justicia y de la necesidad de hundir el dedo en la yaga, Roser Bru pinta sin ambages el tremendo y continuo holocausto que protagonizan los gobiernos y las dictaduras a fin de perpetuarse en el poder.

La pintura de Roser Bru, aparte de esas consideraciones de carácter temático, posee la plasticidad y modernidad que requiere su tiempo. Es una pintora que siempre se renueva, que siempre encuentra nuevos ángulos desde los cuales enfocar la difícil carrera de la vida frente a un enemigo mucho más poderoso. Ella pinta sin miedos. Con tremenda fuerza y con singular destreza, se ahonda en el carácter dramático de los personajes y logra, en tanto, una pintura de particular fuerza y trascendencia.









Goya en la Pintura de Roser Bru


El pintor aragonés nacido en 1746, Francisco de Goya y Lucientes, fue un artista imbuido del espíritu romántico en su aspecto más apasionado por el devenir político y la situación social, presentando especial sensibilidad ante los abusos e injusticias que sufre el pueblo.

A pesar de ser Pintor de la Corte real durante muchos años, Goya no dejó nunca de sentirse conmovido por las malas condiciones de vida del pueblo español y de indignarse ante la hipocresía de los poderes eclesiásticos y monárquicos.


Si bien en muchos retratos que hizo de la monarquía descubrimos una crítica sutil a ésta, es en los grabados, que Goya realizó de modo paralelo a su labor oficial, donde realmente encontró un soporte adecuado para dejar fluir su crítica, desde un punto de vista oscuro, perspicaz e irónico.

Las series de 'Los Caprichos', 'Los Disparates' y 'Los Desastres de la Guerra' dan cuenta de fuertes contradicciones sociales; esa temática, que tuvo en la obra gráfica esa gloria que forma escuela, se traspasó luego a la pintura al óleo.

Goya realizó un cuadro simbólico, 'Los Fusilamientos de Mayo' y una serie de 'Pinturas Negras', dando cuenta del espanto de la guerra, una y de la desolación humana, otra.

Más de 180 años después, Roser Bru, una mujer española que desde la Guerra Civil vive en Chile y que aquí se hizo artista de larga trayectoria, retomó algunas de las obras de Goya y las trasladó a su particular estilo, que se mantiene entre la abstracción que asume el gesto y el chorreo como propios, y la figuración que busca huellas y diagramas en el dibujo.

Desde 1997, Bru toma pedazos de obras de Goya, elige las secciones más tensionantes de éstas, principalmente retratos o figuras contorsionadas, y las traslada a modo de citas a sus propios cuadros.

Luego sobre el soporte escribe frases, da toques de color y luces, interviene y reinterpreta; Bru, que asume un lenguaje pictórico informalista, se hace cargo del peso político que ese estilo tiene y le otorga por tanto a Goya una recontextualización que da cuenta de que las denuncias de uno u otro artista tienen igual validez, pues las brutalidades continúan.

El humano, que es el animal más necio, dispuesto a tropezar siempre con al misma piedra, vuelve necesaria la repetición de imágenes, mientras la lección no sea aprendida

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